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viernes, noviembre 09, 2007

Luz Pichel -Poemas-



Luz Pichel (Alén, Pontevedra, 1947), profesora de Lengua Castellana y Literatura en el Instituto
“Ágora” de Alcobendas, ha tenido la generosidad de regalarnos este inédito (gracias a Nieves Blanco)
de su Bestiario de Alén, en el que lleva más de un año trabajando. Su obra ha obtenido el enorme reconocimiento
que supone el Premio Hispanoamericano de Poesía ‘Juan Ramón Jiménez’ 2004 (vigésimocuarta
edición) por su libro La marca de los potros editado por la Diputación de Huelva. Anteriormente
fue galardonada con el Premio de Poesía de Ciudad de La Palma con la obra El pájaro mudo (1990). En
El pájaro mudo y otros poemas (Universidad Popular José Hierro de San Sebastián de los Reyes, 2004), se
recoge, además de la reedición de su primer libro, el resto de su obra (Ángulo de la Niebla, Las cartas de
la mujer insomne y Hablo con quien quiero).


Coso el botón
Luz Pichel

Coso el botón
con el hilo que arranco
del duelo,
con el hilo de sal del susto
en tus ojos
con la seda del grito
en la herida.
Trenzo mi abrazo con el hilo de luz de tu pelo,
con la cuerda que tira de la cometa hacia la nube,
del pájaro a su canto
de la paloma al centro de la sala de baile
del pedazo de pan al corazón de la paloma.
¡Ese tango, mi amor!
la espalda erguida, erguida,
por encima del miedo.

La mariquita
Este lento caer
el sol,
pasar la tarde,
andarse recorriendo ella mi piel
limpiando de pulgón la cepa enferma,
cruzar parsimoniosa el puente de los surcos,
de una mano a otra mano
olfateando sarmientos...
Yo las uno y le pido
dame tu don, arréglame la vida,
vete a la mecedora de mi madre
y pósate en la blanca sopera de su vientre,
en las manos de palo de su artritis,
en las dos cucharillas de sus ojos.
Me decían atrápala ahora mismo, no se escape,
que tengo aquí la caja preparada.
Pero yo tardo mucho.
Tardaré mucho, mucho, en recrear
el calor de tus ojos,
la sombra
de la parra de tu pecho. Duraría
una vida repetir aquel irse
cayendo
una mañana,
buenamente,
tus gafas en la tela
interior
de mi bolsillo.
Yo no quiero atrapar la mariquita, perder
su lento andar, mi lento
contemplarla, verla
cómo reposa su viaje hasta hoy
desde los siete granos de la niña, verla
dudar, sobre la raya de la suerte.
Dame tu don -le digo-, sanéame el establo
de mi vaca,
echa un vistazo al secarral del mundo, ¡por dios!,
y luego vete.
Y escala la verruga,
se hunde
en una herida,
en una poza,
sube
y antes de abrirse
al aire
-el estómago a tope de pulgonespara
darse un respiro en el frescor de tus viñedos,
los siete puntos de sus breves alas
uno a uno se caen
en la corteza dura de mi mano

La casa del Membrillo Mayo 2005- Núm. 4

Poética

Quere poñer a galiña e non dá posto.


Todo o día no niño para poñer un ovo,

todo o ano, pero non pon.

Á unha da tarde mira a ver que hai

e ve unha pouca palla.

Ás cinco mira outra vez e ve unha pedra,

pequena e lisiña,

moi feituqueira pero non é ovo.

O ovo sigue alí,

escachándolle o cranio á galiña,

pero non pon.
¿Facemos caldo?


Poética


Quiere poner la gallina pero no puede.

No es ponedora.

Se pasó todo el día en el nido para poner un huevo

pero no hizo nada.

A la una de la tarde miró, a ver qué había,

y vio un poco de paja.

A las cinco miró de nuevo

y vio una piedra pequeña, muy lisa,

muy bien hechita, pero no era huevo.

El huevo sigue allí,

estrellándole el cráneo a la gallina.

¿Hacemos caldo?



NO ACIERTA LA GALLINA CON SU

NIDO


Pondrá su huevo en el estiércol y nada
nada se podrá hacer por llevarla al camino del nido.
En un rincón se hace su cama oscura,
lejos del mundo, del maíz y del agua,
ajena a las normas que olvidó hace años.
Es tan vieja que casi no es gallina ya.
Pone huevos sin cáscara,
gigantes,
huevos de triple yema que rompe y sorbe
con ese extraño sentido práctico pero enfermo
que a veces acompaña a la locura.
Me mira lateral y aturdida
desde el centro de un ojo amarillo solamente
se tambalea
y desprecia mi mano, el heno,
el calcio y la palabra en la pluma.
Desmemoriarse,
acabar desvariándose bien,
morirse de una vez. Eso ha dicho que quiere.
Dile algo, vaca

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